Es curioso cómo los que se quejan de ciertas prácticas, que atribuyen a Podemos, utilizan esas prácticas contra Podemos convirtiendo la política española en un Sálvame Deluxe; igual que el programa señero de la telebasura española lleva al famoso en cuestión para ser linchado por los tertulianos (que en ocasiones han estado en su lugar y conocen por experiencia cómo hacer más daño al linchado), en la política española se está viviendo desde hace años el “todos contra uno y uno contra todos”. Este parafraseo y a la vez antítesis del lema creado por monsieur Dumas, es lo que está pasando actualmente entre Podemos y las demás fuerzas. Sé que puede sonar raro incluir al PSOE de Sánchez en este comando de bullyingpolítico contra Pablo Iglesias, pero lo cierto es que ya se están atribuyendo la creación del Ingreso Mínimo Vital que les fue arrancada por los morados. La guerra (y la campaña para 2023) ha empezado.
En los últimos días se ha movido, aprovechando la última subida de la luz, un tuit de la cuenta oficial de Podemos donde se hace una metáfora comparativa y didáctica. La de un hipotético frutero que te cobrase las patatas a precio de aguacate y encima te dijera que el problema está en el IVA. Pues llega la señora Macarena Olona (VOX) a sacarlo de contexto y saludar con ironía “a cada frutero que votó a Podemos”. Y sí, la acuso de sacarlo de contexto conscientemente y manipulando a sabiendas porque la otra opción sería entonces que fuera lo bastante idiota para no entender el tuit; algo que perjudica a la señora Olona, a su partido y a sus votantes. Nada peor que admitir ser idiota, que implicaría que quien la puso en su lista es más idiota por confiar en ella y los que la votaron más idiota aún por seguir a la idiota que no interpreta un tuit o a los idiotas que le dan un puesto de responsabilidad. Aclaro que la señora Olona no es idiota y que, por tanto, estoy seguro de que tergiversa el tuit morado a sabiendas. A pesar de aquél día en que acusó a los diputados rivales de “aplaudir como focas” para, a continuación, arrancar a aplaudir. Supongo que por haber visto el buen resultado que a Rajoy le dio parecer idiota sin serlo.
Y le doy importancia a esta anécdota porque la derecha (no sólo el partido nazi españolVOX) está aprovechando la subida de la luz, que ellos no sólo hubieran permitido igualmente sino fomentado además para asegurar su sillón (que no su escaño) futuro, para desgastar al partido morado. No al Gobierno, sabiendo que el PSOE en materia energética adquiere ciertos tintes genoveses, sino a Unidas Podemos. ¿Por qué tanto ataque al ala más débil del Gobierno, la de los 35 diputados, en vez de atacar al lado fuerte de los 120? Porque es el partido que está forzando al PSOE, vía acuerdo de coalición, a recordar que un día fue de izquierdas y a sacar adelante algún adelanto social. Muchos votarán de nuevo al PSOE cuando sea para ello hora creyendo que los pesoístas que surgieron en Suresnes vuelven a ser los socialistas de la época de Pablo Iglesias Posse. Sin embargo, si Podemos se debilita más, volverán los oscuros felipistas en Ferraz sus nidos a colgar. Lo único que saco en claro de todo esto es que, al menos, esta polémica haya servido para que la gente se acuerde de los fruteros, esos olvidados por los que queremos reivindicar el producto nacional pero compramos el tomate marroquí o la banana sudamericana en las grandes superficies.
A propósito de los olvidados, me ha venido a la mente otro colectivo olvidado como son las chicas del paddock. Esas chicas que “adornan” los espacios en la Fórmula 1 y cuya solución habría sido tan fácil como poner también a hombres haciendo lo mismo para acallar protestas. Sin embargo, se prefirió despedir a las chicas y echar la culpa a las feministas, que al fin y al cabo el capital y el clero tienen un enemigo común en las mujeres sin miedo y empoderadas. En cualquier caso, son otras olvidadas que alguien desempolva cuando interesa y que han servido para atizar a la ministra Irene Montero por su cartera de Igualdad que atribuyen los machistas a su relación con Pablo Iglesias, así como a la otra protagonista de este post: Cristina Pedroche.
Y es que atribuyen a éstas palabras contra el puesto de trabajo de mujer florero que desempeñaban las chicas del paddocken una polémica que se habría solventado contratando chicos del paddocktambién. Si no quieres cosificar a una mujer convirtiéndola en florero, puedes hacerlo de dos maneras: contratar hombres también o eliminar el puesto. La eliminación del puesto y su achaque al feminismo (o a ese invento absurdo de las feminazis) es la huida hacia delante del fascio machirulo: bastaba con ejercer la paridad en el puesto de florero y desmontar el discurso de la mujer florero. En cambio, eliminando el puesto pueden acusar a las feministas de tales despidos, dañando su lucha por la igualdad y la dignidad de la mujer y restando adeptas a su movimiento. Recuerdo que hasta Nochevieja nadie se acordaba de ellas hasta que hizo falta atizar a Cristina Pedroche. ¿La razón? Que enseña su cuerpo como quiere, cuando quiere y cobrando lo que quiere. No como muchos quieren. No como el fascio machirulo quiere. No como los pajilleros y puteros patrios quieren. Sino como a ella le sale de su sagrada sororidad feminista… y del coño, seamos claros.
Que la señora Pedroche esté de buen ver hace que varios millones de babosos la tengan presidente en sus más primarios pensamientos (y más lesivos movimientos de brazo, todo hay que decirlo). Pero esos mismos babosos que se andan apuñalando metafóricamente la ingle en su honor tienen una presunta razón para odiar a su musa masturbatoria: que ella se muestra como, cuando y cobrando cuanto quiere. No son ellos quienes marcan los tiempos, ni el modo ni el precio. Ella tiene esa decisión y la ejerce, sabedora de que tiene la posición negociadora de quien no carece de empleo ni modo de subsistencia si no se llegara a ningún acuerdo, de que si el paddock cierra ella no pasará calamidad. No como esas chicas que en algún medio declaraban estar a gusto siendo un florero aunque sólo pudieran aceptar o no las condiciones sin opción a negociarlas. Eso cabrea a tanto baboso patrio: Pedroche puede decidir mientras estas chicas dicen estar a gusto con un trágala. Pueden cosificar a la joven modelo de nombre desconocido pero no a la treintañera de buen ver que les provoca dolores de cabeza y hombro. Y eso les lleva a condenar su supuestas palabras donde “ha mandado al paro” a los floreros de la Fórmula 1. Eso llevó a la señora Pedroche a meditar sobre ello… desnuda sobre la nieve. Y vuelta a empezar. Ladran, luego meditamos.
Llega aquí una deliciosa paradoja, el gol por la escuadra a machistas, babosos y puteros: mientras ellos critican a Pedroche por, presuntamente, contradecir al feminismo por cosificarse enseñando su cuerpo, ella ha hecho un favor al feminismo “contradiciéndose”: ha logrado que miles de personas se acuerden de esas mujeres, esas chicas del paddockde las que nadie se acordó hasta esta Nochevieja. Igual que la señora Olona, tergiversando un tuit de Podemos, ha conseguido recordar a esos fruteros de los que nadie se acordaba comprando la fruta extranjera en Mercadona. Luego dirán que aplaudimos como focas...
